domingo, 29 de enero de 2012

Actitudes Ambientales

Actitudes Ambientales
(Autor: Charles Holahan)

Los alcances de la psicología ambiental trascienden la investigación en el laboratorio y la labor en un salón de clases, para abarcar las actitudes que se adoptan frente al ambiente físico y los principales problemas que se presentan en el. El “accidente” nuclear en la planta de energía atómica de Three Mile Island, en Pensylvania, y el debate público que suscitó con respecto a los costos y beneficios relativos de la energía nuclear, forman parte del estudio de la psicología ambiental.

La interrogante de cómo se forman y transforman las actitudes que el individuo asume con respecto al ambiente implica muchos aspectos de la vida. Las actitudes ambientales son la base para que el individuo decida dónde quiere vivir, y si está satisfecho o no con el ambiente donde habita.

Estas actitudes conforman las opiniones que se tienen acerca de la producción de energéticos, por ejemplo lo que se piensa del oleoducto de Alaska o del proyecto de la energía solar. También están implícitas en las opiniones acerca de la protección del ambiente natural y la conservación de los recursos, desde juicios personales sobre la explotación minera hasta la preocupación por los bosques de California. Influyen en muchas decisiones cotidianas, tales como elegir entre manejar, caminar o utilizar el transporte público para ir a la escuela o al trabajo.

Debido a que las actitudes ambientales son el fundamento de mucha decisiones individuales, constituyen un importante centro de interés de la psicología ambiental. Los beneficios sociales que pueden obtenerse con la aplicación del conocimiento en esta parea son considerables. Los descubrimientos relacionados con las actitudes ambientales pueden ser útiles para formular leyes y disposiciones tendientes a preservar el ambiente.

La expansión de las investigaciones sobre las actitudes ambientales coincidió con la aprobación de leyes basadas en la evaluación de los efectos que pueden producir en el hombre las alteraciones ambientales; así surgieron la Nacional Environment Policy Act (Ley Nacional de Política Ambiental) de 1969, en los Estados Unidos, y la Town and Country Planning Act (Ley de Planeación Urbana y Rural) de 1971, en Inglaterra (Stokols, 1978).

La investigación y el conocimiento también han sido aplicados en programas para modificar la conducta del público con respecto a la conservación y preservación del ambiente natural, por ejemplo, para reciclar los desechos e impedir que la gente tire basura en lugares públicos.

Los descubrimientos empíricos relacionados con la preferencia residencia pueden aplicarse en la ubicación de nuevos conjuntos habitacionales suburbanos, la selección de colonias urbanas para remodelarlas y en la definición del tipo ideal de vivienda para los residentes de un sitio en particular.

NATURALEZA DELAS ACTITUDES AMBIENTALES:
¿Qué es una actitud?

Antes rediscutir sobre la naturaleza de las actitudes ambientales, primero se debe establecer un acuerdo sobre la definición de las actitudes en general. Durante muchos años, el estudio de las actitudes ocupó un sitio medular en la psicología social, sin embargo, los especialistas en este campo no han llegado a un consenso sobre la mejor manera de definirlas (Véase McGuire, 1969). Mientras que la mayoría de ellos coincide en que las actitudes implican lo que la gente siente por algún objeto o situación, otros proponen que también incluyen lo que la gente opina acerca del objeto o situación, además de su conducta con respecto al mismo.

Leonard Berkowitz (1975) sugiere que la mejor definición es la más simple, la que enfoca los sentimientos de las personas de las cosas. Los sentimientos y las opiniones no siempre coinciden. Alguien puede tener una opinión particular de algo sin estar muy interesado en ello. Como se ha señalado en el particular de algo sin estar muy interesado en ello.

Como se ha señalado en el capítulo 2, los procesos mediante los cuales las personas se relacionan con el ambiente no operan en forma independiente, sino que tienen una influencia constante y mutua y en formas muy complejas. Así, el conocimiento influye en las actitudes y viceversa. Por ejemplo, el hecho de saber cuántos votos obtuvo un político en las elecciones pasadas, produce ciertos efectos en las actitudes hacia esa persona. Y aunque las actitudes influyen en la conducta de las personas, la relación entre actitudes y conducta no es simple.

Aquí se adoptará la definición sugerida por Berkowitz: “Actitud”, se refiere a los sentimientos favorables o desfavorables que inspira un objeto o situación. De esta manera, las actitudes implican sentimientos evaluativos: indican qué tanto agrada o desagrada algo a un individuo.

Por ejemplo Berkowitz explica que cuando los psicólogos sociales miden las actitudes, preguntan a las personas qué tan bueno o malo les parece un objeto o situación o qué tan satisfechas o insatisfechas están con él. En un sondeo de la opinión pública, cuando se pregunta a los ciudadanos qué tan favorable o desfavorable consideran a determinado líder político, se están midiendo las actitudes de la gente. En forma semejante, cuando una empresa comercial pregunta a sus clientes qué tanto les agrada o desagrada un producto en particular, también se están evaluando las actitudes.

Actitudes ambientales:
Las actitudes ambientales son los sentimientos favorables o desfavorables que se tiene hacia alguna característica del ambiente físico o hacia un problema relacionado con él.

Usted puede preguntarse cuánto le agrada o desagrada el diseño físico de los edificios atibados en el área universitaria en donde estudia o trabaja. O evaluar los sentimientos que le inspiran las características naturales del estado en donde vive. O puede analizar en qué grado son favorables o desfavorables sus sentimientos hacia el problema de la conservación de los recursos naturales. En cada caso, está examinando sus actitudes ambientales.

Los investigadores han estudiado las actitudes ambientales en diversas áreas problema. Han tratado de conocer el grado de satisfacción que las personas obtienen del ambiente en el que viven, así como la opinión que tienen acerca del ambiente ideal, y su preferencia por determinadas características naturales. Los psicólogos ambientales se han interesado cada vez más por evaluar las actitudes de las personas con respecto a la conservación del ambiente en la medida en que ha aumentado la conciencia social sobre la necesidad de preservar los recursos naturales.

Satisfacción residenci…] Uno de los aspectos de las actitudes ambientales que ha recibido mayor atención por parte de los psicólogos se refiere a la satisfacción o desagrado que las personas sienten por el ambiente en donde residen. Loan y Wilcox y sus colaboradores (Loan y Wilcox, 1978, 1979; Loan, Wilcox Burnham y Culler, 1978) investigaron este aspecto entre los residentes de las viviendas universitarias ubicadas en un edificio alto. Sólo se evaluaron las actitudes de estudiantes de nuevo ingreso, ya que a éstos les fueron asignados aleatoriamente sus dormitorios mientras que los estudiantes más avanzados los escogieron.

Los investigadores encontraron que los residentes de los pisos altos estaban más descontentos con su ambiente que los estudiantes que vivían en pisos bajos en la misma área universitaria y que los estudiantes que vivían en los pisos 9 al 14 estaban más insatisfechos que los que habitaban en los pisos inferiores.

Los residentes de los pisos superiores expresaron mayor descontento con su nivel de participación social con los demás estudiantes del dormitorio y por la dificultad de conocer y entablar amistad con otras personas. Los investigadores señalan que los patrones de amistad en las residencias universitarias suelen desarrollarse en espacios muy frecuentados. Como los pisos superiores son menos accesibles que los inferiores, no propician las relaciones sociales entre los residentes.

Por supuesto los factores que determinan la satisfacción con el ambiente residencial son muy complejos, y no puede afirmarse que todos los tipos de vivienda en edificios altos son insatisfactorios para todos sus ocupantes. De hecho en un estudio realizado entre personas, no estudiantes, que vivían en pisos altos y bajos (Francescato, Weidemann, Anderson y chenoweth, 1975) se encontró que en general el grado de satisfacción en los dos tipos de ambiente era comparable.

Sin embargo, las áreas de particular satisfacción y descontento variaron entre los dos sitios. Por ejemplo, los residentes de pisos altos estuvieron más satisfechos con las instalaciones recreativas que los que habitaban en pisos bajos, pero por otro lado mostraron mayor descontento que éstos en cuanto a la falta de privacía.

Entre otros apartados, este capítulo nos habla también sobre las referencias del panorama, de las actitudes con respecto a la conservación, a los índices de calidad ambiental percibida, a las funciones psicológicas de las actitudes ambientales, a la elección residencial, a la protección del ambiente, a las perspectivas teóricas de las actitudes ambientales y cómo se aprenden las actitudes, además de ver cómo influyen las actitudes en la conducta del ser humano, las teorías de la congruencia de las actitudes, la predición de la preferencia estética, la aplicación de la planeación del ambiente, la calidad emocional de los ambientes, las preferencias del usuario en el diseño residencial, las actitudes del usuario mismo y el desarrollo de los recursos naturales, los programas de conservación, el control de la basura, y el costo efectividad entre otros.

Como verán este tema es bastante extenso y generoso tambien y vamos a dejarlo hasta aquí, pero desde luego con la buena disposición de que si alguno de nuestros lectores se interesa por obtener el material de este capítulo completo en versión de word, con mucho gusto se lo enviaremos a su correo personal, sólo tiene que escribirnos a doralorama@gmail.com

Hasta la próxima semana amigos,
¡Que estén bien!

Doral.

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