sábado, 14 de enero de 2012

Módulo Clínico: Taller de Encuentro y Armonización Interior

Módulo Clínico: Taller de Encuentro y Armonización interior.

Sábado 14 de enero del 2012, en punto de las 8:00 a.m., se dio inicio a la clase de hoy, preparando el aula de manera adecuada para realizar un trabajo tipo taller, donde todos y cada uno de los participantes se hizo cargo de sacar hacia el patio de la facultad, sus mesas de trabajo y sillas, con el ánimo de desocupar prácticamente el aula de muebles y enseres y tener mayor espacio para realizar la práctica que consistió en una serie de ejercicios psico-físicos muy interesantes para contactar con nosotros mismos. Dichos ejercicios fueron realizados en dos partes, la primera se llevó a cabo de la siguiente manera:

Nos colocamos en círculo y así de pie con los ojos cerrados, empezamos a realizar la técnica de la respiración diafragmática escuchando música especial para relajación, y bajo la responsabilidad y guía del maestro Ulises Armenta, cada uno de nosotros fue haciendo más profunda su respiración, su concentración y su contacto consigo mismos:

Se trataba de escuchar atentamente todos los ruidos del exterior, agudizar al máximo la escucha y armonizarla con nuestro interior. La música sirvió de marco para observar qué emociones, pensamientos y sensaciones emitía nuestro interior, e incluso el maestro con voz muy pausada y acorde al momento, nos pidió que podíamos ir al ritmo de la música haciendo algunos movimientos musculares que más necesitáramos hacer en ese momento que era un espacio especialmente para nosotros, por ejemplo: tocar nuestro cuerpo, detectar en qué parte de nuestro cuerpo estaba localizado la mayor parte de energía acumulada: cansancio, tensión, estrés, etc. Y tratar de buscar el equilibrio con el resto de nuestro organismo, es decir, relajar la parte o región más tensa de nuestro cuerpo físico.

Posteriormente hicimos un recorrido lento, muy lento por toda el aula, con los ojos abiertos, y en silencio, debíamos encontrarnos con las miradas. Algunas esquivas, otras pasaban desapercibidas, otros tímidas, vergonzosas, retadoras, amables, etc. Se trataba de observar qué emociones afloraban con ese ejercicio allí en el aula. Así como el ser humano se mueve en la vida, se encuentra con otras personas y se pregunta:”Quién soy yo”, “qué hago aquí”… así mismo se trataba allí de movernos y observar qué emociones afloraban al movernos por todo el salón en silencio y solamente observándonos con la mirada.

En un segundo intento de hacer contacto con el exterior de nuestro universo andante, se nos instruyó que debíamos hacer contacto psicológico con una persona, la que más nos inspirara confianza o afinidad. No se hicieron esperar las parejas de compañeros que se encontraron y con la mirada se pusieron de acuerdo para terminar el trabajo psíquico ayudándose mutuamente. Se trataba de que uno de los dos, debía adoptar el rol de guía o acompañante del otro. Entonces el que era guiado debía cerrar los ojos o tapárselos de preferencia con una pañuelo y dejarse guiar por su acompañante (que se supone es el papel que realiza el terapeuta en la vida real con su paciente), guiarlo en el recorrido y a su vez, ingeniárselas para enseñarle el mundo tal como es.

¿Cómo?, pues cada quien con sus habilidades debía inducir a la realización del conocimiento: Algunos compañeros que eran guiados tocaban las paredes, el pizarrón, las cortinas, tal como lo haría un niño que no conoce nada, y que recién pone en acción sus sentidos para conocer el mundo, usando el tacto principalmente.

Una vez realizado este ejercicio se cambiaban los roles, el que fue guiado ahora se convertía en guía y el acompañante en guiado y así sucesivamente. La práctica fue todo un éxito, pues al final, todos compartimos nuestras valiosas experiencias.

La segunda parte de este taller, (después del receso de 20 minutos), consistió en continuar con la relajación obligada mediante la respiración diafragmática, y así sin interrumpir el silencio, se nos pidió sacar hojas y lápiz, pues la consigna era escribir una carta con destinatario a nosotros mismos. Después releerla, y subrayar una palabra o frase clave que nos haya llamado más la atención, y posteriormente tomar una posición cómoda y profundizar armónicamente la respiración con el ánimo de prepararnos para realizar una técnica llamada: “Imaginería guiada”, que por supuesto, fue nuestro asesor quien nos las guió maravillosamente haciendo pausas de su voz, al compás suave de la música para relajación y meditación.

Como suele suceder, algunos compañeros se quedaron dormidos profundamente y hasta roncaron despreocupadamente, sobre todo por el exceso de cansancio que ya a estas alturas y ya casi para terminar la carrera profesional, todos nos cargamos sobre la espalda, pero hubo quienes sí aprovecharon al máximo la experiencia hermosa del reencuentro interior con nosotros mismos, con nuestros pensamientos, sentimientos y emociones.

Cabe señalar que al final de la práctica, también compartimos unos con otros nuestras vivencias respecto a esta práctica elevada y profunda que seguramente conservaremos fresca en nuestra mente y en nuestro corazón por mucho tiempo.

Enhorabuena compañeros, nos vemos mañana domingo.

Doral.

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