domingo, 5 de septiembre de 2010

La perversión, según el piscoanálisis.


La perversión, según el psicoanálisis.

Nuestro tema de hoy, inicia con una pregunta obligada: ¿Existe una naturaleza criminal?, y respecto de esta pregunta, es importante destacar que ninguna de las causas planteadas por los estudios relativos a los asesinos en serie, alcanza un estatuto de total determinación, o sea, aún no se ha logrado explicar acabadamente la causalidad de estos fenómenos. Los testimonios de estos criminales, han llevado a los expertos a considerar que un asesino serial carece de alguna instancia moral que le impida detener el impulso de matar.

En la búsqueda de las causas, nos encontramos con la llamada "naturaleza psicópata" del asesino serial, descrita como la incapacidad de sentir simpatía por otro ser humano o de vivir una relación con otro, no obstante, estos sujetos son capaces de simular que sostienen relaciones con su entorno familiar y laboral, entonces aquí surge otra pregunta: ¿Existen personas predispuestas al crimen?. Esta idea es retratada en la película "Asesinos por naturaleza" (Natural Born Killers, de Oliver Stone, 1994). En ella, nada ni nadie es culpable directo de las tragedias por venir: está en su naturaleza esa maldad que los vuelve irresponsables de sus actos.

¿Por qué la conducta del psicópata?. No existe en el psiconálisis una categoría, cuadro o estructura que se ajuste a lo que corrientemente se describe y entendemos por psicopatía. Sin embargo, si consideramos las características de ausencia de culpa y prevalencia de la impulsividad sin división subjetiva, propias de estos casos, la psicopatía -como lo indica Roberto Mazzuca- se acerca al diagnóstico psicoanalítico de perversión.

El verdadero psicópata, el genuino, en el grado en que culmina esa modalidad subjetiva, no es aquel que ejerce una violencia abierta en la persecución de sus metas inconscientes sino quien la usa, quien usa la violencia, en un juego sutil de amenazas y promesas o expectativas a través de las cuales logra obtener el consentimiento del otro. Clásicamente se enfatiza la habilidad del psicópata para detectar las necesidades del otro con el fin de manipularlo y tratarlo como un objeto para alcanzar la propia satisfacción. Los psicópatas sostienen relaciones de tipo parasitaria; un psicópata puede mantener una excelente relación con algún familiar -por ejemplo, una tía- dado que es quien le provee de dinero todo el tiempo, volviéndose por ello la única persona con quien se cuida de mantener una buena relación. ¿Cómo diferenciar aquí al llamado "vividor"?

Otra característica de estos sujetos es su incapacidad de sufrir duelos auténticos, con tristeza y melancolía. En lugar de ello expresan rabia e impotencia por haber sido derrotados o descubiertos. Es digno de atención que en forma predominante, al describirse la psicopatía, suele deslizarse una concepción normativa que frecuentemente la caracteriza en términos de incapacidad de algo.

Para Kernberg, estos pacientes son incapaces de enamorarse o de mantener una relación de amor como parte de sus relaciones sexuales, puesto que estas, están desprovistas de todo tipo de ternura. No planean a futuro, y muchas veces -aún siendo muy inteligentes- actúan como si no tuvieran idea de las consecuencias de su comportamiento, ya sea para sí mismo o para los demás. Carecen de la capacidad de aprendizaje; no aprenden de sus propios errores y repiten eternamente los mismos patrones conductuales. Son incapaces de identificarse con valores morales.

A veces esos sujetos son expertos en leer las reacciones de los demás, o adivinan lo que otros van a necesitar o hacer, pero no pueden captar la dimensión ética de los actos propios o ajenos. Incapaces o impotentes, se trata de una concepción dentro de esta vertiente del psicoanálisis que privilegia y otorga primacía a la impotencia.

Entonces, el concepto de perversión dentro del contexto del psicoanálisis atravesó un largo recorrido antes de lograr su relativa autonomía como estructura clínica despojada de contenido moral e ideológico. En tanto conceptualización, no obstante, no ha salido indemne de tal recorrido, pues, a pesar de que el concepto de perversión se amplió y encontró una mayor especificidad a partir de Lacan, la casuística en el psicoanálisis sigue siendo bastante pobre. Esto se debe, sobre todo, a que resulta bastante difícil -incluso excepcional- que un perverso consulte a un psicoanalista, a pesar de que casi no hay dominio que el psicoanálisis no haya abordado. Estos sujetos básicamente no consultan porque no encuentran en ellos mismos un conflicto; en el caso de que este se presente -por algún momento de angustia o de vacilación en la existencia-, puede entonces producirse la consulta.

La perspectiva psicoanalítica ha interrogado y cuestionado el lugar desde el cual un discurso legitima a una conducta sexual como la adecuada. En el siglo XIX lo "desviado" como concepto, surgía de la oposición presente en el par sexualidad-procreación. Toda conducta sexual que no apuntara a la reproducción -y eventualmente el placer obtenido en el cumplimiento de la norma- era censurada. Estas prohibiciones afectaban a ciertos grupo sociales más que a otros, al mismo tiempo que definían un criterio de relación entre los sexos.

En este sentido, podemos afirmar que no existe una clínica freudiana de la perversión, una práctica clinica de Freud con perversos. En un sentido amplio podría decirse que la perversión es un concepto clínico que acompaña toda clase de comportamientos sexuales aberrantes y anormales.

Por un lado existe un diagnóstico de perversión que puede ser afirmado y teorizado como un dato objetivo de la sexualidad desviada, y por otro lado, el que surge a partir de la clínica psicoanalítica de la transferencia. Ese primer diagnóstico no es el que pretendemos usar en psicoanálisis.

Cuando Freud presentó sus primeros trabajos sobre el tema, el término "perverso" designaba a alguien que se consideraba víctima de su propia perversión, entendida esta como una deficiencia. En la actualidad la perversión no es concebida de este modo. Por ejemplo, a nivel social, la homosexualidad, dejó de ser considerada una perversión, antes se le identificaba con lo desviado y perverso. Freud entendía la perversión como una forma de comportamiento sexual desviado de la norma, entendida esta como la unión heterosexual genital. Se trata pues, de un comportamiento sexual activo desviado del fin y de los medios "normales" de la sexualidad humana y en este sentido involucra la noción de acción. La presencia de fantasías no es suficiente para confirmar un diagnóstico de perversión. La perversión pone en cuestión el concepto mismo de sexualidad en tanto remite a una satisfacción fuera de la cópula.

Debemos distinguir entonces dentro del psicoanálisis, el concepto actual de perversión, del concepto original, que se refería exclusivamente a la desviación de la sexualidad normal en términos freudianos. (Fuente: Silvia Elena Tendlarz y Carlos Dante García)

Amigo lector, si deseas obtener más información sobre este tema, escríbenos, y con mucho gusto te la estaremos enviado a tu correo personal a la brevedad posible.

Por el Grupo 31 de la Semi,

Doral.

2 comentarios:

  1. Es un gran honor leer lo que has publicado.La mente humana y la forma de comportarse es álgo que siempre me ha gustado y de lo que tengo muchos libros.Estudié magisterio pero en realidad,esta es la carrera que debería haber hehco.Bueno poco a poco mis conocimientos van aumentando y espero que con lo que escribes siga haciendolo.Besos amiga mia.

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  2. HOLITA JULIA QUERIDA:

    Muchas gracias maestra por tan valioso aporte que nos hace el favor de compartirnos, su perspectiva es interesantísima, pues la docencia es parte de la riqueza académica a que todo sujeto tiene derecho, y sé que vuestra labor es enorme, hermosa, generosa y productiva... ¡Qué Belleza tener la vocación de enseñar a otros!

    Y en cuanto a los objetivos del estudio de la psicología (que son varios), pues sí, tenemos el que estudiar la conducta del sujeto es una de las más espinosas, debido a la complejidad de la mente humana, pero aqui vamos Julia, y nunca es tarde para empezar, cuando realmente nos gusta de corazón incursionar en algo que nos apasiona como en vuestro caso y el mío, jajaja ya me incluí. Qué alegría tenerle como invitada en nuestro blog amigo que le recibe con los brazos abiertos.

    Mis respetos y cariños siempre para usted amiga.
    ¡Bienvenida y saludos afectusos!

    Doral.

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