sábado, 17 de marzo de 2012

Inicio de materia, Psicología de las Masas (Titular, M.C. Luis Eduardo Vázquez Perea)


Inicia materia, Psicología de las Masas
(Titular, M.C. Luis Eduardo Vázquez Perea)


LA ERA DE LAS MULTITUDES, AUTOR: SERGE MOSCOVICI.

La palabra "multitud" o mejor todavía, "masa", aparece a menudo en el habla corriente desde la Revolución francesa. Ha sido necesario, sin embargo, esperar al siglo XX para precisar su sentido, para darle una acepción científica. "Una masa -afirma Serge Moscovici- es un conjunto transitorio de individuos iguales, anónimos, en el seno del cual las ideas y las emociones de cada uno tienden a expresarse espontáneamente".

Más gráficamente, "es el animal social que ha roto su correa. Y también una fuerza indomable y ciega, capaz de superar todos los obstáculos, de desplazar montañas o de destruir la obra de los siglos"

La "Miseria psicológica de las masas" -según la expresión de Freud- alcanza en nuestro tiempo dimensiones universales y monta el decorado para que los dirigentes carismáticos propongan una respuesta a la cuestión: ¿Qué hace a la vida, digna de ser vivida?, pregunta eminentemente política que encierra la necesidad humana de tener un modelo que permita restaurar la dignidad a que se aspira.

El autor, director de Estudios en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paris, hace en su obra, un profundo análisis de la psicología de las masas, tomando como punto de partida los trabajos de Gustave Le Bon -quién profetizó en 1895, el avenimiento de la era de las multitudes-, Gabriel de Tarde y Sigmund Freud.

Sigmund Freud (1921), analiza porqué las sociedades se mantienen unidas, recurriendo a los conceptos de libido e identificación. La gente permanece unida por lazos de amor inhibidos en su fin, desexualizado o sublimado, y porque han elegido el mismo líder como ideal del yo, se identificaron con él y por tanto se han identificado entre sí.

La psicología individual es desde un principio una psicología social, pues en la vida anímica individual aparece siempre integrado el “otro” como modelo, objeto, auxiliar o adversario. En psicología no sólo estudiamos fenómenos narcisistas (que no involucran al “otro” o eluden su influencia) sino también fenómenos sociales (los vínculos interpersonales con familiares, etc.) La psicología social o colectiva tiende a ver al individuo como parte de un grupo amplio (casta, tribu, pueblo, institución) y menos como parte de un grupo más restringido (familia).

Se han intentado explicar los fenómenos de masa (grupos amplios) a partir de un instinto especial de tipo social. Pensamos que este factor numérico de grupos muy grandes no se explica por sí solo este instinto social, por lo que nos quedan considerar dos posibilidades: que dicho instinto social no es un instinto primario e irreductible, y que su origen debemos buscarlo en grupos más pequeños, por ejemplo la familia.

El alma colectiva, según Le Bon La psicología colectiva se pregunta ¿qué es una masa?, ¿por qué medios puede ejercer tanta influencia en cada individuo?, ¿en qué consiste esa influencia, es decir, cómo modifica al sujeto? Para Le Bon, por el solo hecho de integrar una multitud, los individuos adquieren una especie de alma colectiva que, a pesar de sus diferencias individuales, los hace obrar, sentir y pensar de manera distinta a como lo harán de manera individual. La personalidad individual desaparece y cada individuo empieza a actuar a partir de una fuerza inconsciente de tipo social o colectivo.

Queda así al descubierto una base inconsciente común, nivelándose todas las diferencias. Le Bon intenta explicar este fenómeno de masas por tres factores: liberación instintiva, contagio mental, y sugestibilidad. En la masa, el individuo puede liberar su instintividad refugiándose en el anonimato y eludir su responsabilidad. Entendemos que esto no es un fenómeno nuevo sino una mera exteriorización de una tendencia del inconciente individual.

Además, en una multitud todo acto y sentimiento es contagioso, lo que para Le Bon explica la homogeneidad de la masa. Este contagio no es más que una consecuencia del tercer factor: la sugestibilidad. El individuo cae en un estado similar a la de la fascinación hipnótica, donde su voluntad queda abolida quedando a merced del hipnotizador. En suma, este autor propone que el contagio mental deriva de la sugestibilidad, y esta a su vez de una influencia hipnótica de incierto origen. Le Bon no dice de dónde proviene esta, no dice quién sería el hipnotizador.

Le Bon compara la multitud con los hombres primitivos y los niños, encontrando elementos en común: la multitud es impulsiva, versátil, irritable, se deja llevar casi siempre por el inconsciente, es muy influenciable y crédula, y va rápidamente a los extremos porque reacciona sólo a estímulos muy intensos.

La idea de escribir sobre la psicologia de las masas, se le ocurrió a Moscovici autor, el dia en que se resignó a aceptar la evidencia de un hecho que, para bien o para mal, eclipsa todos los demás. Este hecho es el siguiente: A comienzos del Siglo XX, se estaba seguro de la victoria de las masas; a su término, se encontraban cautivos de quienes las conducen. Uno tras otro, los trastornos sociales que habían sacudido a la mayoría de los países del mundo habían ido a dar a un régimen de Stalin, un Mussolini, un Tito, un Nehru, un Castro y numerosos émulos suyos han ejercido y ejercen un imperio total sobre su pueblo que les profesa, a cambio, un culto ferviente.

El autor dice: "Descendamos un escalón para observar lo que ocurre, no ya en las naciones sino en los partidos, las iglesias, las sectas, o las escuelas de pensamiento; por doquier se difunde el mismo fenómeno en el cuerpo social por imitación, y ningún movimiento parece resistírsele"

Así las revoluciones triunfan, los regimenes se suceden, las instituciones del pasado se desmoronan, y sin embargo la ascensión de los conductores de masas prosigue de manera irresistible. Indudablemente, siempre han desempeñado un papel en la historia, pero jamás ha sido este papel tan decisivo, jamás la ambición de los conductores ha sido tan grande. El problema que comienza a plantearse es, pues, el siguiente:

¿Es compatible tal ascensión con el principio de igualdad (fundamento de todo gobierno en los países civilizados), con el progreso de las masas en fuerza y en cultura y la difusión de las ciencias? ¿Es el resultado necesario de estas características de la sociedad moderna con las cuales se la creería incompatible?

No bien la mayoría se hace del poder, pasa éste provisionalmente a manos de una minoría, hasta que un hombre desposee a todos los demás. Este hombre de excepción encarna por sí sólo la ley. Tiene la facultad de arrastrar a las multitudes a combates heroicos, a construcciones gigantescas, las multitudes le sacrifican entonces sus intereses aparentes, sus necesidades reconocidas y hasta su existencia.

Se explican así, los fenómenos sociales y las tendencias históricas por las leyes subjetivas del genio -tal fue el caso de Stalin y Mao-, y se deplora la pobreza de las palabras, la indigencia de los superlativos, para expresar su inmensidad. Los conductores de masas se hallan investidos de una misión extraordinaria. Se les considera mesías largo tiempo esperados, que han venido a conducir a su pueblo hacia tierra prometida.

A pesar de la advertencia de algunas mentes lúcidas, la masa se ve en ellos, se reconoce y se resume en ellos. Los venera y los celebra como a superhombres, dotados de omnipotencia y de omnisciencia, que saben servir a los hombres dominándolos.

Las diferencias entre tipos humanos quedan abolidas, y los hombres exteriorizan en la acción, a menudo violenta, sus sueños y sus pasiones, de la más brutal a la más heroica, del delirio al martirio. Un grupo humano en efervescencia, un constante hormiguear, tal es la multitud. Y también una fuerza indomable y ciega, capaz de superar todo los obstáculos, de desplazar montañas o de destruir la obra de los siglos.

Se trata pues, en cuanto a la psicología de las multitudes, de reconocer lo que une al líder tanto con el pueblo como con sus hombres. Evidentemente es el poder.

Hasta aquí la introducción de la historia y las razones del nacimiento de la psicología de las masas según Serge Moscovici amigos, hasta la próxima.

Doral.

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