sábado, 1 de octubre de 2011

Aspectos Críticos de la Evaluación e Intervención en NEE


Aspectos Críticos de la Evaluación
e Intervención en NEE
(Autores: José Luis Arco Tirado,
Antonio Fernández Castillo y,
Carlos Belda Grindley)

El complejo panorama que rodea los procesos de evaluación, decisión e intervención psico-educativa en sujetos con problemas de aprendizaje y/o de desarrollo es muy amplio, y nos dicen los autores de este capítulo que apoyándose en la metáfora del ordenador, se puede sintetizar las diferentes posturas de investigadores y profesionales respecto al origen de las dificultades que presentan algunos sujetos para aprender y adaptarse a su entorno, a lo lago de un continuo con dos extremos:

Ø En uno de esos extremos se encontrarían aquellos profesionales que entienden que tales dificultades están principalmente determinadas por el “hardware” del individuo, es decir, por su dotación neurobiológica, o integridad de los sistemas de respuesta con los que nacemos.

Ø En el otro extremo estarían los que entienden que las dificultades provienen del “software”, u oportunidades de aprendizaje que el entorno, en el sentido amplio del término, provee al individuo.

Un ejemplo al que podríamos aplicar esta situación es el de los niños afectados por el síndrome de Down. Efectivamente, hace cuarenta años no era difícil estimar las expectativas de desarrollo personal, social o profesional que rodeaban a estos sujetos. De hecho, los resultados podemos apreciarlos en nuestro entorno y en el escaso nivel de integración que personas afectadas por este síndrome han conseguido durante este tiempo. Son innumerables los casos que podemos encontrar en los archivos de colegios e instituciones en los que informes psicopedagógicos elaborados por profesionistas de la educación, certificaban las escasas posibilidades que esos hijos tendrían no ya de ser normales, sino de aprender los repertorios básicos mínimos en el ámbito autónomo y social, entre los cuales se incluían la lectura y la escritura como elementos decisivo en dichos procesos de desarrollo y adaptación personal y social.

Hoy en día, sin embargo, ningún profesional se atrevería a firmar ningún documento con semejantes barbaridades dentro. Entre otros argumentos, podemos señalar la aparición del término “Intervención Temprana”, para explicar, en gran medida, semejante “milagro”. Basta con el diagnóstico precoz y la estimulación temprana y sistemática sobre estos niños, para que su aprendizaje y desarrollo sea equiparable al de los niños “normales”.

En este sentido, e independientemente de las diferencias entre casos particulares y los distintos grados de afectación con que este síndrome pueda cursar, los efectos mayoritarios y específicos del síndrome no han cambiado desde su acuñamiento en 1866 por el médico británico Langdon Down; por tanto, la pregunta a responder es la siguiente:

¿Dónde radicaban las limitaciones para estos sujetos; en su “hadware”, o dotación neurobiológica con la que nacían, o el “software” u oportunidades de aprendizaje que el entorno familiar, educativo y social proporcionaba a estos individuos?

Para muchos profesionales, la respuesta no admite lugar a dudas; sin embargo, otros prefieren seguir encontrando en supuestos factores causales internos (por ejemplo, neurológicos, estructurales, fisiológicos, bioquímicos, etc.), alivio para sus disonancias cognitivas y, lo que es más grave, justificación a sus resultados. O la falta de ellos.
Obviamente, no pretendemos ubicar este análisis en el marco de la culpabilidad, sino en el ámbito de las responsabilidades, en su sentido literal, es decir, en la posesión o no de habilidades para responder, en este caso, a las necesidades educativas indiosincrásicas de cada alumno. Y, por extensión, si el sistema de formación de esos futuros profesionales les ofrece o no suficientes oportunidades para adquirir semejantes habilidades docente e instruccionales.

Desgraciadamente, la educación es la única disciplina que se puede permitir el Lugo de mantener aún abiertos este tipo de debates. Por ejemplo, en biología molecular, disciplina protagonista en la lucha contra el cáncer, no se dedican a elucubrar sobre si los cambios en la especialización de algunas células se deben a mutaciones en sus genes o a cambios en las condiciones medioambientales, sino que van aislando sistemáticamente (tanto como la tecnología lo permite), los factores que sospechan causan o mantienen dichos cambios involutivos para su estudio en el laboratorio.

Interpretan, como mucho, la posible función evolutiva que tales cambios pueden tener desde un punto de vista filogenético, pero, desde luego, a la hora de buscar el avance de su objeto de estudio, se apoyan única y exclusivamente en datos y en procedimientos depurados desde el punto de vista científico, esto es: observación, formulación de hipótesis, contrastación de hipótesis, aceptación o rechazo de hipótesis. Sin embargo, algunas de las creencias más extendidas entre los profesionales de la educación y de la salud, son que a medio-largo plazo dispondremos de vacunas y/o terapias farmacológicas, y últimamente también génicas, que “curen” la dislexia, la timidez, las adicciones y la hiperactividad por ejemplo.

Estas actitudes y sus correspondientes comportamientos, desde nuestro punto de vista, están abortando el desarrollo y la expansión de otras formas de conceptuar e intervenir, más acordes con la naturaleza interactiva y psicológica de estos fenómenos. Si se nos permite la metáfora, podemos seguir creyendo o incluso soñando que le hombre algún día pueda hacer llover, como los antiguos chamanes; pero hoy por hoy, hemos de centrar nuestros esfuerzos para garantizar el suministro de este bien vital, en medidas de ahorro en el consumo, embalsamiento y depuración. Es decir, y retomando nuestro objeto de conocimiento, adoptar programas de intervención y cambio de eficacia y eficiencia contrastadas. Y eso, en educación, actualmente está lejos de conseguirse.

Vamos a dejarlo hasta aquí, como una breve explicación somera del tema, pero si alguno de nuestros lectores está interesado en este tipo de información, (El capítulo completo), estamos en la mejor disposición de compartirl en versión de word, es un archivo de 40 cuartillas resumidamente porque es mucho más extenso, pero con mucho gusto lo haremos llegar a la brevedad posible a vuestro correo electrónico. Escríbenos a:
doralorama@gmail.com

Con mis respetos,
Doral.



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