sábado, 16 de octubre de 2010

El paciente no diabético.


El paciente no diabético.

Dentro del programa, "Iniciativa Pública Ciudadana e intervensión Psicosocial de la Colonia Las Amapas, de Villa Juárez, Navolato, Sinaloa, México", está contemplada la posibilidad de intervenir psicológicamente a un paciente no diabético de la comunidad. Y por principio de cuentas hubo que buscarlo tocando puertas de algunas viviendas de la colonia. Algunas personas por desconfianza, otras por desconocimiento se negaron a participar, pero algunos pocos valientes, o mejor dicho afortunados, sí aceptaron el reto de conocer la nueva propuesta para mejorar la calidad de sus vidas.

Esta invitación abierta a los habitantes que no padecen de Diabetes, es con el fin de integrarlos de alguna manera a la propuesta de buscar estrategias para prevenir enfermedades, pues el uno de los problemas obervados en la comunidad, es precisamente la diabetes, hay muchos enfermos de diabetes en Las Amapas, y la mayoría desgraciadamente desconoce lo que es esta enfermedad, desconoce la magnitud y alcance de las complicaciones que pueden surgir cuando ya se padece ¿Pero cómo lograr interesarlos en este propósito?, pues investigando de inicio qué tanto sabe o conoce el paciente no diabético sobre diabetes en su comunidad, si ha recibido o nó información adecuada, oportuna y suficiente para prevenirla y cómo es su estilo de vida cotidiana, si está dispuesto o no a colaborar con nosotros en esta cruzada de salud preventiva.

En nuestro recorrido de hoy sábado 16 de Octubre, tocando puertas por las calles del pueblo, nos encontramos con la suerte de contar con la participación de "Don Socorro", un paciente no diabético de Las Amapas, 54 años, casado y 4 hijos todos menores. Él y su señora esposa cocinaban con una habilidad increíble, el desayuno para sus hijos en el momento de nuestra llegada, y lo que nos llamó la atención es que su pequeña cocina está situada afuera de su casa, o sea, cocinan a la interperie. (una de las costumbres de los indígenas habitantes de ese lugar).

Don Socorro nos invita a pasar a su modesto comedor ubicado en la enrramada de árboles de su hogar, desde donde por cierto, se cuelan deliciosos los tiernos rayos del sol todas las mañanas. Nuestra pregunta obligada no se hizo esperar: ¿Conoce usted Don Socorro, qué tanto está golpeando la diabetes a esta comunidad?. El hombre se quita su gorra para responder y en medio de un suspiro nos responde:

"Pues verá usté, aquí donde vivimos es cierto que hay muchos diabéticos, pero gracias al Señor, en la familia no ha entrado esa enfermedad, pero yo soy el que he estado medio malo y el doctor del seguro social me dijo que tenía leucemia, y pos ahí la voy llevando poco a poco con las medicinas que me dan en el seguro"

Y efectivamente, el aspecto físico de nuestro entrevistado denota que ha pasado por mucho sufrimiento, su piel está flácida, su rostro luce pálido, sus ojos rojos, y no es precisamente a causa del humo que despide el fogón donde están cocinando sus alimentos, sino por los estragos de la enfermedad que don Socorro viene afrontando desde hace cuatro años.

¿A qué cree usted que se deba su enfermedad don Socorro?, ¿De dónde surge? ¿Qué razones o motivos hubieron para que usted se enfermara de leucemia? -le preguntamos con sumo respeto a nuestro paciente- que en todo momento estuvo muy atento en nuestra plática, a lo cual nos respondió:

"Pos ora verá; en un principio creía que era diabetes lo que yo tenía, pos aquí casi todos tienen eso, pero cuando fui al doctor me dijo que lo que yo tenía era Leucemia, y me mandaron hacer unos análisis y dijo el doctor que a lo mejor era porque trabajé muchos años manejando pesticidas y fertilizantes y pos yo eso respiré por mucho tiempo, uno que no se sabe cuidar oiga, y mire usté las consecuencias"

Entre otras cosas, la información obtenida de nuestro amable entrevistado, estuvo relacionada con el apoyo que siempre ha recibido de su familia, principalmente el de su señora esposa, la cual no se separó de nuestro paciente en ningún momento. Nos informa que sus amigos suelen frecuentarlo en su casa a raíz de que tuvieron que pensionarlo por incapacidad para seguir trabajando, su vida ha cambiado mucho a partir de entonces, ahora se dedica más a atender a sus hijas y a ayudar a su esposa en las labores del hogar: "Para no enfadarme sin hacer aquí nada" -nos dice- y la impresión que nos ha dado este señor noble, no podría ser mejor, un padre amoroso, un esposo protector apegado a su pareja, responsable desde su realidad, sin olvidar que su responsabilidad mayor está con su salud, con su vida y su persona.

A don Socorro, se le aplicó el programa de Psicrom para obtener su expediente clínico, y se le enseñó a respirar mediante la técnica de Respiración Diafragmática, explicándole detalladamente las generosas ventajas que se obtienen cuando uno aprende a respirar con propiedad y concientemente, y la forma tan maravillosa como el cerebro humano reacciona cuando éste recibe el suficiente oxígeno limpio de impuresas. En fín, la importancia que representa el hecho de hacernos concientes del estilo de vida que hemos llevado y tener más cuidado en la calidad de alimentos que se consumen, ya que son éstos precisamente la base principal de lo que el organismo genera: Salud o enfermedad acompañados por supuesto de toda actitud del interesado.

Para complementar nuestra intervención, culminamos invitándole a don Socorro y su familia, a que se acercaran a la mesa para observar en la pantalla de la Lap Top, la presentación en power point (con sonido relajante), sobre Diabetes Mellitus II, que previamente llevábamos preparada para brindar información oportuna a los pacientes que aceptaran la ayuda brindada por parte de la Facultad de Psicologia de la Universidad Autónoma de Sinaloa, através de nosotros los estudiantes, quienes entusiasmados con nuestra nueva experiencia académica, no vacilamos en apoyar a otros compañeros que aún no encontraban a quién ayudar, formándose así, un vínculo de hermandad entre nosotros, ah... pero no sin antes disfrutar de las alegres bromas de algunos colegas traviesos que al pasar por alguna de las viviendas donde había algunos otros compañeros interviniendo, recibían el júbilo carrilludo de novatos inexpertos: "No le crean oiga, ése no sabe nada, es bien burro".- ¡ZAS! haciéndose acreedores de un santo coscorrón por parte de nosotros los acompañantes. ¿Qué remedio?, gajes de juventud, o del propio oficio.

Con mis respetos,

Doral.

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